El problema de votar APRUEBO

 El problema de votar APRUEBO no es su consecuencia necesaria, sino su origen vergonzoso detrás de 4 paredes, después de 30 años de la vuelta a la democracia.

Es inconcebible que un país haya decidido, a través de la clase política hacer una transición sin transformaciones y sin responsables de cada delito.

Al contrario, se reordenaron las piezas políticas para reconstruir el puzzle bombardeado por los verdaderos vándalos que hoy dirigen los medios de comunicación de masas.

El problema de votar APRUEBO no es votar Apruebo como un logro y una imagen de esperanza, es festejar la acción Democrática de rayar un papelito y contar los nombres de este lado de la balanza.

El problema al votar APRUEBO no es dejar de pensar en una nueva Constitución es pensar que ese proceso en sí mismo es Digno cuando es todo lo contrario. Lo dicen cientos de voces en las calles y en las redes, mientas algunos insensatos siguen tratando de imbécil a la gente.

El Problema del APRUEBO es que al establecer un plebiscito para aceptar un cambio, significativo o no de la constitución de Pinochet, se esté avalando la posibilidad de la legitimidad de esa barbarie, construida de sangre y dolor y lágrimas.

Al pensar en el APRUEBO la derecha política, que no existe, ya que, solo es un departamento de relaciones humanas de las grandes empresas, se inserta en la opinión pública como una posibilidad de opción de 50/50, cuando a quienes representan no son siquiera el 5% de la población del país.

Este plebiscito y toda la propaganda nazi que ha desplegado, así como todo el maquiavelismo que ha surgido de las cúspides partidistas políticas, nos enseña que lo que debemos elegir de aquí en más no es entre derecha e izquierda, entre una u otra opción de la papeleta, entre los chinos o los norteamericanos, lo que debemos elegir es entre la dignidad de ser quiénes somos en cualquier espacio social o ser una marioneta o yanacona en el espacio social en que ellos/as determinen.

Esa es la dignidad, eso es lo digno, eso es que el pueblo o la gente decida, si quiere ser político, policía, pastor, Barrero, feminista, libertaria, profesora, alcaldesa, panelistas, tweetero, metalero, trapero, cumbiera, tatuada, taxista, dirigente, concejal, semáforo humano, panadero, delivery, borracho, marihuanera, teens, militante, vago, proaborto, católico, evangélico, Loly pop, poeta, camionero, estilista, qué se yo, lo que sea, siempre y cuando no sea porque otro lo dijo, porque otro te lo permite, porque otro te obliga, eso es el autoritarismo y la dictadura y el dogma, es el control de tu libertad y el libreto constitucional que Chile posee ahora no es más que un candado con mil cerraduras para cohartártela.

Por eso, obvio que APRUEBO. Obvio que debe cambiar la constitución, pero que quede claro que este proceso debió haberse realizado hace más de 30 años y su cambio, ética y políticamente, no tiene discusión.